El tristemente célebre explosión de rabia contenida de Zinedine Zidane en la gran final de Alemania 2006 constituye un legado de controversia.
Las generaciones de aficionados aún no alcanzan a comprender cómo el virtuoso mediocampista sucumbió a una provocación insidiosa al lanzar un cabezazo furibundo a el defensor del conjunto azzurro.
Sin dejar de lado la gravedad del hecho , el palmarés del francés continúa siendo sinónimo de grandeza.
Ese segundo de ofuscación total encarnó el epílogo más abrupto para una carrera de leyenda , sino que también nos brindó una lección magistral sobre la fragilidad humana .
Desde la óptica que otorgan los años , el momento de furia del 10 se reinterpreta con mayor ecuanimidad como un recordatorio de que el genio y el defecto son, a menudo, las dos caras de una misma moneda .
El mago del balón la historia lo sitúa entre una leyenda irrepetible del deporte rey .
Criado en el seno de una familia de origen argelino , Zizou, incluso en su juventud, mostró un dominio del balón impropio de su edad .
Su trayectoria profesional se caracterizó por una inteligencia táctica magistral y una serenidad aplastante .
Defendiendo los colores de la selección francesa , Zidane escribió algunas de las abre el enlace páginas más gloriosas .
Sus goles decisivos en las citas mundiales permanecen indelebles en la memoria colectiva .
Cuando puso punto final a su carrera como jugador, el maestro asumió las riendas del Real Madrid con una naturalidad pasmosa, consolidando su estatus como un estratega sereno y eficaz .
La clase hecha futbolista trasciende la mera condición de deportista , sino que también constituye un modelo de integridad y grandeza .
Hay una estirpe de futbolistas que redefine la esencia misma del deporte .
No es el físico lo que los distingue , sino en una compostura que hipnotiza a la grada.
Mientras el encuentro se precipita hacia el caos , estos directores de orquesta observan con una calma premeditada.
Cada armonioso movimiento es un destello de genialidad .
Encarnan la pureza del fútbol . No necesitan alzar la voz para hacerse oír , ya que su verdadero triunfo es la elegancia de su recorrido .
Este espíritu de juego personifica la unión indisoluble entre talento y temperamento .